Siempre fui una chico muy atento cuando de clases de historia se trataba. Y más en el cine, cuando el pupitre no estorba y estiras las piernas, abres bien los ojos y recibes un continuo amasijo de luz y color en movimiento. Así concibo las grandes clases de historia que en muchas ocasiones nos brinda el cine. Uno disfruta viendo cine, más aún cuando un acontecimiento histórico tan relevante como la revolución mejicana se trata. Sin ponernos excesivamente nostálgicos y románticos, Pancho Villa y el cine evoca una fusión de sentimientos muy importantes seguramente en muchos de los espectadores que tengan especial interés por ver Chicogrande, película a concurso en la Sección Oficial del Zinemaldia 2010.
Felipe Cazals es el director de la cinta, una apuesta un tanto arriesgada pues puede no ser lo que parece y convertirse en una baratija de corte histórica y la hemos liado. Por supuesto que hay que tener los pies en la tierra y no es la primera vez que la tapada de los festivales acaban siendo estas que conmemoran grandes batallas. ¿Se acuerdan de Ciudad de la vida y muerte? Brillante y además se llevó la Concha de Oro.
Al igual que con esta última, tengo especial interés por el trabajo de la fotografía, la música y la estética. No quisiera ver a Pancho Villa de cualquier manera, por lo menos disfrutemos de esa capacidad que el cine tiene para transportarnos a épocas no vividas por nosotros mismos y consigamos poder oler el cuerto de sus botas, sentir el sudor de su frente. Quiero poder ir a lomos de un caballo paseando con Villa. Quiero repasar esa lección de historia de una manera épica con el sonido del tambor de las pistolas. La acción tiene que estar garantizada por lo menos.
No es una cinta que responda a cualquier perfil de espectador porque sería mentirnos. A mí me puede ir bien, cuidado con quien dude, a lo mejor no es la opción más entretenida, la más fresca de ritmo, de tiempos. Para los que prefieran un western clásico con biografía incluida y un retrato personal de una leyenda, esta es su opción. Arena, sudor y caballos. Qué buena pinta.