Me interesa más que nunca lo nuevo de Aronofsky. Es un creador que ya llamó mi atención desde que mi compañero Sherlock me descubriera esa rareza llamada Pi. Árida pero interesante. Posteriormente, mi relación con el trabajo de este particularísimo realizador ha ido variando, tocando fondo con The fountain, película que me parece un completo error, de principio a fin.
Excepciones aparte, Aronofsky es uno de los directores clave del presente cinematográfico, y como tal debe tenérsele en cuenta. Tras El luchador, creo que querrá volver a una narración más compleja y, sobre todo, retorcida. Por esto me interesa tanto Black swan. Estoy convencido de que Aronofsky va a pisar al máximo el acelerador.
Y lo va a hacer sin esconder ni sus particulares obsesiones, ni las influencias varias. Ojo, percibo algo del Bergman de Persona, así como un acercamiento físico a su protagonista, literalmente "en carne", con un cierto aire al mejor Cronenberg... Paremos un momento: ¿Estoy trazando un punto en el croquis a medio camino entre Bergman y Cronenberg? Suena demencial, desde luego, y quizá me estoy dejando llevar por intuiciones erróneas, pero quiero arriesgarme y poner las expectativas altas: Yo también piso el acelerador.
Como guinda para el pastel, la protagonista: Natalie Portman, una menuda actriz de aspecto frágil que, sin embargo, no tiene miedo a enfrentarse a los más complicados directores y a los proyectos más complejos. Mucho se habla de lo difícil que es trabajar a las órdenes de Aronofsky, como mucho se viene hablando de la carga erótica del personaje de la Portman; lo primero parece algo sabido en la Industria, lo segundo más bien parece marketing, del más habitual y barato de Hollywood.
Sea como fuere, estamos ante una cita ineludible para todo amante del Cine.