Lo primero que me viene a la mente al pensar en esta película, es en el Tuno negro, y no porque sean de la misma temática en esencia, aunque parezcan que vayan a coincidir en su parte de thriller. Es porque pienso que van a intentar hacer cine al estilo de Hollywood, con sus consabidas repeticiones hasta la saciedad de otros innumerables títulos ya hechos, pero sin intentar aportar nada nuevo, volviéndose hartamente previsible e inevitablemente, en algo infumable.
Quiero dejar claro que no es que siempre me quiera poner en contra del cine español. Temas parecidos utilizaron ya Jaume Balagueró en Los sin nombre o Paco Plaza en El segundo nombre. Ninguno de los dos consiguió películas redondas (con el tiempo han conseguido juntos casi matarnos de miedo con Rec), pero si muy interesantes y que aportaban su granito de arena para que el cine de ciencia-ficción en España fuera creciendo y se fuera diluyendo el temor ante este género.
Lo que más pena me da, es que teniendo nombres como Federico Luppi (La habitación de Fermat, La distancia) o Goya Toledo (Las 13 rosas, Amores perros) en el reparto, ni siquiera podamos disfrutar de ellos un poco, ante la sensación que los nombres tras las cámaras me suscitan. Manuel Carballo, el director, afronta su primer largometraje y es también el guionista junto a Manuel Diez y con él, vienen mis asperezas. Si alguien ha tenido la desgracia de ver La monja, debe saber que Diez fue quien adaptó el guión basado en la idea de Jaume Balagueró, convirtiéndola, pese a sus logrados efectos especiales, en una cinta absolutamente sonrojante.
Debo añadir, que pasó por el Festival de Sitges y no tuvo lo que se dice un caluroso recibimiento. Lo siento mucho, pero en esta ocasión, no puedo mas que desconfiar ante lo que parece evidente. Vueltas de tuerca, misterios engañosos, personajes aparecidos de la nada para resolver entuertos e interpretaciones justitas. No puedo apostar por nada más.