Apres Mai pasó por el festival
de Venecia, donde se llevó el premio de mejor guión, pero, sobre
todo, lo que se llevó fue una respuesta entusiasta de la mayor parte
de la crítica. No es de extrañar. Su director, Olivier Assayas,
es uno de los cineastas franceses más relevantes del momento -y en
mi opinión, simplemente el mejor.
Considerado como un heredero de la
Nouvelle Vague, no en vano, empezó trabajando como crítico para
Cahiers du Cinema. Su cine es diverso, uno puede encontrarse con
serenos dramas familiares como la excelente Las horas del verano,
o trabajos mucho más vanguardistas y atrevidos como la genial Irma
Vep. Su anterior trabajo, en forma de miniserie -o maxipelícula-
fue Carlos, un estudio de la vertiente más política de la
vida del famoso terrorista internacional. En realidad, también fue
una excusa para hacer una lectura sociopolítica de la Europa (y
norte de África) de los 60 y 70. Así que no es sorprendente que
ahora nos venga con el tema de Mayo del 68.
No sé hasta qué punto habrá decidido
adentrarse en cuestiones políticas y sociales, pero lo que sí estoy
seguro es que habrá sabido captar el tono romántico idealista que
impregnó aquel tiempo. En Carlos, podía ser tan importante
un tiroteo como un simple viaje en moto por callejuelas, y es que
Assayas es muy bueno captando ambientes y momentos.
En el reparto tenemos a Lola Créton,
a quien vimos haciendo un excelente trabajo en la reciente Un
amour de Jeunesse de Mia Hansen Love (actual pareja de Assayas).
Sin duda, una de las pelis del año. Tendremos la suerte de poder
verla en el festival de San Sebastian, gracias a la sección Perlas.