Crítica de la película Astérix y los vikingos por Iñaki Ortiz

Astérix light


3/5
02/07/2006

Crítica de Astérix y los vikingos
por Iñaki Ortiz



Carátula de la película Innumerables veces leí en tiempos de infancia el cómic “Astérix y los Normandos” (ahora los llaman vikingos para que nadie se pierda). Quizá con el tiempo me haya decantado más por otros más ácidos y con retruécano como “Astérix en Helvecia” o “Astérix y la cizaña”, pero me sigue pareciendo, este de los normandos que no conocen el miedo, un elemento divertido. Con el sobrino del jefe, Gudúrix, recién llegado de Lutecia a esa aldea de provincias. Maravilloso.

Ahora bien, el punto débil de Astérix es que en cierta manera es inadaptable. Las películas de animación, que no son pocas, nunca han estado a la altura, han resultado torpes de movimientos, y siempre han perdido la fuerza del andar balanceante de Obélix, o los golpes rotundos de los galos; actos, ambos, que con el movimiento de por medio se quedan como diluidos, como si sobrasen fotogramas. Mucho me temo que los responsables de “¡Socorro, soy un pez!” no van a conseguir romper esta barrera y que se va a quedar en un producto muy para niños. Ni hablar mejor de las adaptaciones lamentables en carne y hueso, más muestra de un relativo derroche de efectos especiales europeos que de ironía y mala leche.

Lo que espero es, por tanto, una buena base adaptada a un medio en el que no se encuentra cómoda. O mucho han mejorado en animación, y no creo que sea el caso para esta producción, o seguirá sin tener gracia la postura de Obélix de brazos cruzados y de dignas espaldas. El respeto al texto asegurará unos cuantos buenos chistes, pero una lástima, los galos son mucho más que eso: son irreductibles.



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