Que sí, que Marsella da lugar a miles de escenas de inmigrantes en el puerto; que sí, que el deseo de tener una casa es un sueño burgués; que sí, que las músicas arabes son maravillosas para ponerlas en una película, con su pegadizo ritmo; que sí, que qué bellos versos los que recita Jeremie del poeta turco Nazim Hikmet; que sí, pero que no.
Y no porque, para empezar, la sinopsis que proporciona el Festival revela el mangufin del film; porque el discurso que plantea Guediguian está ya vacío de actualidad; porque uno no puede olvidar los argumentos cinematográficos para cambiarlos por imágenes de pobreza, un buen ejemplo de cómo utilizar el cine para conjugar ambas lo representa "Diarios de motocicleta". El guión pretende tratar el tema de la pareja y de los sueños desde un punto de vista pretendidamente original, pero no tiene fuerza, ni engancha.
Excesivamente pretenciosa, carne rancia de Festival, sin interés.