Crítica de la película The Road por William Munny

Los amantes del drama sin paliativos, duro y punto, ni dramatizador ni lleno de tragedia sino simplemente duro pesar de dolencia, estamos de enhrabuena con esta película. La atmósfera apocalíptica llevada a una ciencia ficción realista y sin chulerías digitales, ilusiona desde el primer minuto, capturándonos con unos flashback como recurso para los primeros veinte minutos. Una vez entendida la historia y su nacimiento, tanto del mundo como de los dos protagonistas, las historia es libre de carga y el caminar resulta un aliciente asfixiante para un espectador que sino ha abanonado sin gustarle el género es solo por el niño.

Lo bueno es que en ese camino de perdición y declive la película llega a sorprendernos tanto con sorpresas como en la calma y realismo de las calmas y los silencios. Las armas tienen sentido, los miedos todavía más y los enemigos, un sensato y lógico resultado de la ceniza con el clima como principal delegado. La ambientación cubre por tanto con suficiencia garantizada una historia de padre e hijo llena de frases lapidarias y proteccionismo romántico. El necesario punto de bondad del chavales necesario y se permite como licencia, para provocar quejas y descubrimieto de personajes aislados (Robert Duvall impresionante) que dan cuenta poco a poco de la dignidad y potura de un ser humano acabado y sin Dios.

La reflexión del film, más llevado a la literatura que al cine, es tan solo un mero posar de ser humano tal y como se muestra, tal y como se puede mostrar, siempre con el amor esperanzado de por medio, siempre positivo hasta en el peor tragar. Este mensaje con estos mimbres puede que sea aceptable o no, pero sí creíble, porque el film al completo, bien acotado en luz por Javier Aguirresarobe, demuestra que no tiene que especular ni inventar para hacer del cuadro una fotografía fidedigna. Lo inevitable, la inevitabilidad, el dolor, y el alma el ser. Un desnudo precioso dentro de su crudeza.

PD: Vigo Mortensen vuelve a conquistarnos.