Crítica de la película Chloe por Iñaki Ortiz

Este es, de largo, el mayor logro del festival de San Sebastián de este año en su sección oficial, tanto por el director como por su reparto. El director egipcio -aunque rueda en Canadá- Atom Egoyan es uno de los nombres importantes del cine internacional. Suyas son Exótica o la nominada a dos Oscars, El dulce porvenir. Su cine es más de percepciones, de atmósfera y sentimientos, no tan orientado al desarrollo argumental.

En esta ocasión cuenta con un equipo interesante. En primer lugar por su reparto, más famoso de lo habitual en su filmografía. Liam Neeson, un gran actor que no está precisamente en su mejor momento, y para quien este trabajo menos comercial puede servirle como empuje de calidad en su carrera (ya tuvo un intentó fallido con The Other man, que precisamente estuvo el año pasado en el Zinemaldi). También cuenta con Julianne Moore, una actriz de calidad, que siempre funciona aunque no suele llegar a sorprender. En el centro Amanda Seyfried, una joven que aún tiene demasiado que demostrar.

A pesar de tener estos nombres tan interesantes en reparto y dirección, voy a fijarme en su guionista, Erin Cressida Wilson. Se trata de la guionista de Steven Shainberg, es decir, suyos son los guiones de la original Secretary y la muy interesante Retrato de una obsesión. Además de ser dos películas interesantes, creo que el estilo de esta guionista se adaptará como anillo al dedo al cine de Egoyan.

En cualquier caso, un título importante que no deberíamos dejar pasar.