Da la sensación de que esta película llega tarde en todos los sentidos. Me explico:
Por un lado, Kiarostami hace tiempo que dejó de ser uno de los nombres interesantes del circuito festivalero (interesantes para algunos, maticemos; personalmente de entre sus obras me quedo con ¿Dónde está la casa de mi amigo?) y le toca ir dejando pasar a nuevos nombres, nuevas propuestas, al presente y al futuro.
Por otro lado, Kiarostami también llega tarde en lo que muchos otros se aventuraron antes: Salir de su país, de sus fronteras, para probar a internacionalizar sus temas y obsesiones. Son muchos los que se atreven a ésto, y nunca debe llegar tarde, porque el acierto, si es temprano, permitirá encontrar aún tiempo por delante para desarrollar las nuevas apuestas; si resulta un error, habrá tiempo para lo contrario, para volver a la tierra conocida con plazo para corregir y seguir adelante.
Kiarostami ahora, cuando ya ha pasado demasiado tiempo, a sus 70 años, se lanza a probar el rodaje en Italia. Aunque reconozcamos una cosa: El hecho de que, aunque sea tarde, decida probar algo diferente hará que todos miremos su película con otro interés.
También parece que Kiarostami se basa en un hecho real, ocurrido a sí mismo durante la celebración de un festival de Cine. Puede ser interesante. Pero de nuevo me da la sensación de que el viejo Abbas llega tarde a este tipo de autorreflexiones, autorretratos, autoanálisis. Empezamos a estar medianamente cansados de estos experimentos que empiezan ya a quemar todo posible formato de abordarlos. Además, a estas alturas, me preocupa que Kiarostami, más que un esfuerzo metalingüístico, prefiera funcionar desde la autocomplacencia, con el piloto automático activado.
Por último, como síntoma de una apuesta algo obsoleta, aparece la figura protagonista de Juliette Binoche, musa que fue de los cineastas más arriesgados y tan diferentes entre sí (Carax, Malle y un largo etcétera), y ahora algo apartada de la primera línea creativa, de la más certera -savo contadísimas excepciones, como pueda ser un título reciente tan importante como Las horas del verano.
En definitiva, la abordaremos más con curiosidad que con abierto interés.