Terminator Salvation empieza bien. Promete, en su arranque. Por dos motivos. Primero, porque en su introducción McG sabe estar tranquilito con la cámara, inmejorable señal. Segundo, porque la primera escena como tal de la película es espectacular, cojonuda, impactante, portentosa, con esa cámara que entra y sale a su antojo del helicóptero en el que intenta huir John Connor. Un escenón, con todas las letras.
Promete porque uno piensa que lo que Terminator Salvation va a ofrecer es guerra abierta, sucia, a pie de tierra, cara a cara, los humanos contra las máquinas. Pero esto enseguida se pierde, y llega ese espectáculo estilo Michael Bay, con motos terminators, naves terminators y terminators gigantes. Una lástima.
Todavía aguanta el tipo la película durante un ratín, con momentos impagables como Connor saltando al mar para acceder a la Central de Mando-submarino. Un par de fardadas de las que sí gustan, y no ese robot gigante que más debiera pertenecer a otra película.
Los problemas afectan a todo el mundo: Christian Bale luce en su primera aparición, pero pronto descubrimos que va a ser un fantoche que llama al mundo desde detrás la barrera. Habrá que esperar toda la puñetera película para volver a verle en acción, en esa torpe y embarullada secuencia final. Poca chicha para un personaje así.
La película se resiente por muchos motivos, y lo previsible del guión es uno de ellos. No se molestan en esconder que Marcus es un Terminator, es cierto, pero retardar el "descubrimiento" es estúpido. Cuando Connor es evacuado en la escena final, ¿quién en la sala no sabía perfectamente de antemano que le sería implantado el corazón de Marcus, antes incluso de saber explícitamente que era el corazón lo que "no le aguantará mucho más"?
Hay más errores. Aparte de hilos que se cruzan de maneras casualmente estúpidas, Terminator Salvation argumentalmente no avanza nada. La Guerra contra las máquinas, al terminar el film, está exactamente en el mismo punto donde estaba al comenzar. Es solo un ejemplo, pero el más válido y evidente. Connor debe hallar a su padre. Lo encuentra y se acaba la película. Punto. Pues fantástico, oiga.
Todo el tramo intermedio de la película tiene escaso interés, el personaje de Marcus huele a personaje de paso continuamente a pesar de la importancia que tiene en cuanto a minutos en pantalla y el "amor" de tres al cuarto que surge entre él y la morenita de la Resistencia no hay por dónde cogerlo -incluyendo "eres una buena persona, pero aún no te has dado cuenta". Patético.
Nos queda para el recuerdo esa espectacular escena inicial que anunciaba lo que luego no fue y debió haber sido, una guerra de verdad, sucia y directa, seca y espectacular. Y, claro, ese Schwarzenegger vía CGI. Tronchante: un homenaje merecido.