Calusuró la Seminci de este año sin
hacer demasiado ruido, esta película basada en hechos reales que nos
contará la edulcorada historia de un bailarín chino y sus
peripecias por el mundo. Otra historia de superación (qué mejor que
el modelo chino, donde, si tienes algún talento, desde crío te
entrenan a muerte) y de filosofía de vida.
Dirige un veterano, Bruce Beresford,
que ya no se acuerda de su exitosa Paseando a Miss Daisy,
y que ahora se dedica a subproductos como el de Doble
traición. La película abarata
costes tirando de algún secundario de televisión como Kyle
Maclachlan (el marido de
Bree en Mujeres Desesperadas)
y de Joan Chen (Deseo, peligro), que
a pesar de su fama, posiblemente habrá salido más barata, como todo
lo chino.
En un
momento donde empiezan a agolparse las películas interesantes en la
cartelera, yo no perdería el tiempo con este insípida clase de
baile.