Puntos flacos. Por un lado tenemos las escenas de batalla, de desembarco. Hay un gran problema para todas las películas que tienen y tendrán escenas de este tipo, y ese problema se llama Salvar al soldado Ryan. Una vez visto eso es difícil que uno vuelva a sentir esa sensación de estar dentro, de vivir una batalla real, y por tanto resulta lento y aburrido. Está claro que esta no es la especialidad de Clint Eastwood y me hubiera gustado que hubiera sido capaz de favorecer sus puntos fuertes, sus momentos de personajes, de soledad, y olvidarse de sus debilidades. Spielberg, como productor le debería haber dicho “Clint, lo siento, pero nunca podrás hacerlo como yo lo hice, dedícate a tus planos tranquilos y emotivos”. En definitiva, se me ha hecho largo e innecesario.
Me resulta repetitivo ver una y otra vez el esquema de presentación en público de los héroes, el indio discrepando, dudas morales y problemas. El esquema no es malo pero se repite innecesariamente en varias ocasiones. ¿Para qué? Tijeras. Es lo que necesita la película, tijeras para eliminar una buena cantidad de metraje sobrante. Parece obligado cubrir más de dos horas de metraje en una película bélica. No lo entiendo.
Como disgusto más local, me encuentro con un doblaje muy pobre y extrañamente inusual. ¿Por qué Barry Pepper se ha tenido que quedar sin su voz habitual? Para el personaje habría sido perfecta. ¿Por qué los protagonistas tienen esas voces endebles?
Por suerte tenemos una buena serie de cosas buenas. El esquema que tacho de repetitivo es por separado interesante. La forma en la que vamos conociendo hechos importantes de la historia y la crítica a la manipulación mediática más allá del habitual antibelicismo enriquecen el film substancialmente.
Un buen número de momentos sanamente dramáticos y un respeto admirable por los hechos y por todos los personajes que componen la película son aspectos positivos que salvan la película. Confiemos en que la versión japonesa, Cartas desde Iwo Jima, resulte cinematográficamente más completa y más interesante. Con menos relleno.