Lo único que se puede echar en falta, o al menos querer visionar, es todo el aspecto de la guerra que se presenta desde los puntos de vista lejanos a ese regimiento de soldados voluntarios, pero en seguida se nos quitan las ganas, osbservando las vidas de esos sufridores en manos de unos superiores que realmente los necesitan para nada más que para avanzar por delante.
La película es una firme promesa de realismo, sin escatimar valores como la ambientación y las imágenes duras de bombardeo y muerte, que nos lleva hasta la situación moral de unos luchadores olvidados que siguen pululando por Francia como olvidados de verdad.
El ritmo lento a veces puede resultar algo aburrido, pero si prestamos atención a los diálogos, para nada dejados a la suerte, comprendemos enseguida qué se quiere transmitir y de qué manera. Esta es la raíz de una película que se nutre de la emoción de la batalla pero mucho más aún de los valores del heroísmo y lo injusto en exceso de la misma con algunos sectores que disparan con honor las balas del mismo heroísmo. Un cuadro alentador, con esa capacidad francesa para hacer creíbles sus argumentos y altos proyectos, sin dejar mal sabor de boca. Un manera de utilizar el género bélico para redimensionarlo y hacerlo más grato lejos de la importancia del espectáculo en sí.