Ya estamos otra vez con la misma historia a vueltas. A saber: el suspense hitchcockiano. Desde que el IRREPETIBLE mago del suspense nos dejara no hacen más que oírse nombres de posibles sucesores, de tramas a lo Hitchcock, de esta película la hubiese rodado así én la actualidad...
Todo esto apesta. Y en el camino nos hemos encontrado con "ejercicios de estilo" de De Palma, parodias de Mel Brooks, reminiscencias de Shyamalan, "scherzos" de Zemeckis o intentos de Fincher.
Y he aquí que esta película de "La intérprete" parece conjugar todos los elementos necesarios para hablar de intriga Hitchcockiana. Tenemos a Sideney Pollack en la dirección, un veterano director y productor, que ha firmado obras como "Memorias de África", "Tootsie", "La tapadera" o "La Habana". Ahora bien, curiosamente, este veterano director debutó prácticamente en la dirección rodando dos episodios de la serie "Alfred Hitchcock Presenta...". Y, claro, con este dato se nos pueden disparar las alarmas.
Además, la película gana enteros también con la presencia del "independiente" Sean Penn y de la "glamourosa" Nicole Kidman. Ambos no necesitan presentación. Son los que son.
Un aspecto que considero necesario revisar es el de las personas que firman el guión. Cinco han sido las mentes que han trabajado en él. De la pluma de dos de elos han salido los guiones de "Aquellos maravillosos años", "Minority Report", "Prisioneros del cielo", "La Lista de Schindler" o "Gangsters de Nueva York". Vamos, que podría decirse que hay seguro de calidad. Ahora bien, la no presencia de Pollack me inquieta. Hitchcock siempre estaba metiendo mano en el guión, y eso se dejaba notar en sus películas.
¿Y por qué tres estrellas? La verdad es que esta puntuación la tenía decidida hace mucho tiempo. La película va a anavegar en un guión de vuelta y pirueta intentando marear al espectador. Todo para que pensemos que ahora éste es el malo, pero cuidado que no está tan claro, un "nadie es lo que parece". Todo ello aderezado con la mirada de desidia de Penn y primeros planos muy sostenidos de Kidman, en plan diva. Me pregunto si la veremos sudar alguna de las veces en que tendrá que correr. Y, todo ello, coronado por una dirección correctísima pero sin empaque, sin fuerza, sin vigor, derivada de un guión que al final no es lo que parece y no termina de contentar a nadie, salvo a los fáciles de contentar. Un ni fú ni fá, eso sí, con buena factura.
Intriga de medio pelo en la ONU a estas alturas no es lo que hubiese querido rodar el orondo inglés. En fin, una película tan fácil de digerir como de olvidar. Una pena, una lástima.