El cine de espejos, de la historia que se entremezcla con la historia dentro de la historia, ha tenido mucho auge con el comienzo del siglo XXI. Algunos ejemplos de ellos son El ladrón de orquídeas, A cock and bull history o por venirnos más cerca, La mala educación. Esta película parte de este cine y se aprovecha de que ya está aceptablemente consolidado entre el público. El camino abierto por otros le sirve para utilizar este lenguaje ya aceptado por el espectador y realizar su propio acercamiento de una manera más difusa, menos delimitada.
El personaje, contando su propia historia nos habla de sus miedos, sus angustias, sus deseos. Es un viaje al interior de la mente del protagonista. Lo lógico sería entrever la personalidad del verdadero autor, Daniel Burman en la imagen de este personaje, pero teniendo en cuenta que el director tiene sólo 35 años, es difícil que haya mucho de eso.
El contenido "ficticio" adquiere rápidamente una sutil forma exagerada, que sirve para separarlo del resto. En parte, también le sirve a Burman para contarnos una historia menos ceñida al realismo.
En cualquier caso, esta película se sitúa lejos de los títulos que he nombrado como ejemplo, ni es tan ambiciosa ni su resultado está tan logrado, simplemente es un buen trabajo que no está ajeno al cine que ha llegado antes que él y no parte desde cero. Una buena continuidad cinematográfica.