Crítica de la película Beowulf por William Munny

Jugando a escenas de mayores en un film de corte presencial adulto, no comprendo demasiado el toque de chulismo de un personaje que goza del protagonismo y termina por cansar con su actitud a un público que busca la leyenda y no tanto el desnudo o el socarrón héroe. La escena en espera de Grendel no es más que el aperitivo de un guión más vacío de lo que pareciera, donde los tonos airados sólo son soliviantados por una princesa algo creíble y un rey enteramente real.

Alrededor batallas de no demasiada talla, con monstruos que no lo son tanto, y un centro de la trama que debiera dar para más minutos de escena a manos de una bruja maravillosa. No creo ser el único que necesita más detalles después del suicidio del rey, y más detalles tras la entrega de la corneta de oro. Me sabe a poco.

El final de sobra conocido, nos deja algún poso de adulterio consentido sin firmeza, poco tiempo para el hastío de un rey cansado, y eso sí, una pelea interesante con un dragón que no quiere vencer.

En definitiva, pobreza, pudiendo ser tremendamente espectacular, ahondar en el drama propio de lo original del sortilegio, se limita a simular rostros famosos, dar algo de carnaza de héroe y acabar con la historia como si se contara sin demasiadas ganas para que el oyente se duerma cuanto antes.