Últimamente me está interesando bastante tanto la Nouvelle Vague como el movimiento Dogma. Ambos tienen un denominador común: fueron críticos con la corriente principal de cine que se estaba haciendo en aquel momento.
Es curioso porque ésta película tiene un poco (bastante) de ambos movimientos. El Dogma es evidente. Por un lado porque lo hace el propio Lars Von Trier. Y por otro, por los escasos medios con los que está rodada la película. Pero tiene, además, ese toque de cine de autor llevado al extremo que tenían las películas de la Nouvelle Vague. Esto por supuesto le encanta al ego de Von Trier y le permite, como a Godard en Desprecio por ejemplo, presentar la película antes de que comience, etc.
Vamos que me encanta éste formato independiente-alternativo-cinedeautor-cultureta que se trae la cinta. Como me gusta también el fino humor que desprende. Me encanta ese personaje principal, actor fracasado, que Von Trier utiliza para añadir a la cinta el toque metacine-pretencioso que le faltaba. Me encanta la idea. Y me encanta que no nos oculten que se trata de una sátira sin mayores pretensiones con personajes maniqueos y teatro de marionetas.
Creo que lo más acertado es que Von Trier es pretencioso como siempre pero, por una vez, no molesta.