Crítica de la película Coco: de la rebeldía a la leyenda de Chanel por Beiger

De la misma manera que la semana pasada precriticaba la película sobre Notorius B.I.G., esta semana me toca atacar a la de Coco Chanel. Poco o nada puedo descubrir yo sobre Coco Chanel: cambió la forma de vestir de la gente (ahí es nada), supuso una auténtica revolución estética y es uno de los personajes clave para explicar el siglo XX. Además, su vida personal fue muy azarosa. Dicen que en sus comienzos era pobre y ejercía la prostitución, y que se encaramó a la alta sociedad a base de sexo y hacer sombreros bonitos. Una vez instalada en las alturas, fue una mujer de vanguardia y, a su manera, toda una feminista.

El caso es que una vida como la de Chanel no se puede abarcar completamente en una película. Es un personaje lleno de matices. Así que, por desgracia, hay que elegir qué se cuenta y qué no. Y creo que aquí está el punto más débil de la película: en primer lugar, tendremos una visión edulcorada de sus comienzos, todo lo libre de prostitución y miseria que se pueda, y por otro lado, nos centraremos en la parte menos interesante de su figura: los amoríos y los tejemanejes de la alta sociedad. Tampoco querría yo que ésta película fuera un recalcitrante análisis de las implicaciones sociológicas de la revolución textil y feminista que supuso el personaje, pero convertirla en una excusa para hacer una peli de amoríos en la alta sociedad me parece un desperdicio.

Estamos ante otra de esas películas que pasan por el espectador sin dejar ningún poso. No hay nada de malo en ellas, pero tampoco hay nada especialmente bueno. Para pasar el rato.