El caso es que resulta sorprendente ver cómo una película de Danny Boyle arrasa en cada premio que se dé, hasta el punto de que, atendiendo tan sólo a los premios, es la favorita para los Oscars 2009. Personalmente creo que no va a ser la película que se lleve el Óscar a Mejor Película. Pero eso es harina de otro costal.
El que sí que parece claro es el reconocimiento para Danny Boyle como director. Los Óscars se están dedicando a premiar a directores interesantes en los últimos tiempos: Martin Scorsese o los Hermanos Coen. Boyle es un director de lo más interesante. Su mejor película, a mi juicio, es 28 días después, la cual revisé estas Navidades y sigue demostrando un fuerza que ya no se puede predicar de Trainspotting, que es la otra gran película de Boyle. Después tiene películas fallidas, así como interesantes como Millones o La playa. Quedándome pendiente su película anterior, Sunshine, de la que mis compañeros han hablado maravilas.
Boyle sorprende a propios y extraños con una película ambientada en la India e interpretada por actores hindúes absolutamente desconocidos para el público occidental, basada en la novela de Vikas Swarup.
Es fácil subirse al carro de la euforia cuando todo el mundo habla maravillas de algo, y esto es lo que voy a hacer, porque me apetece, y mucho, el equilibrio de ficción y realidad que nos va a retratar Boyle en este film al que no le va a faltar ni ritmo ni emoción. Desde luego, es una propuesta diferente a lo que nos tienen acostumbrados los Óscars.