Es una auténtica lástima que la película pierda fuelle en su segunda parte. Porque empieza de cinco estrellas. La introducción de los flashbacks, la justificación de los actos de Bruce Wayne, la caracterización de los personajes... todo es un cinco durante la primera hora de película.
Desde el primer minuto, Nolan nos mantiene metidos en la película y demuestra auténtica maestría para ir mostrándonos, sin prisa pero sin pausa, el comienzo de Batman. Nada está dejado al azar. Nada chirría. Me reitero: un cinco.
Pero luego llega el momento en que Batman ya es Batman. Comenzando por una Gotham que no engancha como lo hizo la de Burton (es casi imposible olvidarse de Burton cuando uno ve una película de Batman), y siguiendo porque en todas esas escenas de azotea y capa al viento, uno echa de menos esa maravillosa banda sonora de Danny Elfman. Esos son los dos grandes lastres que acarrea ésta película. Uno no consigue, cuando Batman aparece ya en pantalla como tal, olvidarse del Batman de Burton y de Michael Keaton, que para mí interpretó a un Batman insuperable.
Además, y pese a que el personaje de Liam Neeson funciona perfectamente durante la primera parte de la película, en la segunda se desdibuja y uno encuentra que le falta uno de esos malos típicos de Batman (parece que el final nos prepara para que en la segunda entrega se encuentre con el espantapájaros, eso solucionará el problema).
Por lo demás la película presenta una solidez de guión, donde nada queda al azar, una solidez interpretativa, tanto por los protagonistas como por todos los secundarios de lujo, y una solidez de acción y efectos especiales (a excepción, quizás del horrible BatMóvil) que es de agradecer en éstos tiempos donde parece ser que el género de acción no es tomado lo suficientemente en serio como para pararse a escribir un guión decente.
En fin. Batman vuelve a empezar y lo hace con buen pie. Si en próximas entregas mantienen lo bueno de ésta, y además le añaden al clásico "malo batmanil" valdrá la pena ir al cine a verla.