Dos horas de fastidiosa acción sumergida y disfrazada de ciencia-ficción es lo que nos ofrece este saca monedas que ha invertido demasiado tiempo en peleas interminables contra los vampiros.
Transportar la imagen de un foragido de la guerra civil, armarlo de tecnología, planetas, interesteralidad, acción a raudales y demasiados personajes inútiles para cumplimentar minutos de agónica sin razón de enfrentamientos y huídas no es mi ideal para perder el tiempo.
Que la ciencia-ficción se utilice para estos enseres que viajan en el mundo de la oportunidad de cuota en pantalla, no es de mi devoción, aunque como los grandes magnates ya se encargan de decidir cual es la mejor forma de invador las pantallas, a los pobres consumidores nos queda apartar ese marca y coger otra que con menos envoltorio podamos degustar con más y mejor placer en la silenciosa incomodidad de la cartelera.