Dice Tim Burton que no entiende que le califiquen como un director oscuro. Explican esta definición, quienes así lo hacen, citando personajes como Joker, Catwoman, Eduardo Manostijeras o el Jinete sin Cabeza que atormentara a los habitantes de Sleepy Hollow.
Dice Tim Burton que no entiende que tachen sus historias de oscuras cuando, para él, mucho más oscuras son esas películas fabricadas a partir de una violencia de diseño, con personajes de diseño, que gruñen diálogos de diseño.
Sea como fuere, blanco o negro, claro u oscuro (y cuánta razón tiene...), que no espere nadie, con este BIG FISH, encontrarse personajes torturados y obtusos o vengadores enmascarados. Burton sorprende ahora, después de ese extraño traspiés que fue EL PLANETA DE LOS SIMIOS, con un canto a la vida y a la esperanza -algo que, bien mirado, y practicando un visionado más inteligente, podríamos encontrar en otras películas suyas calificadas como "más oscuras"; recordemos solamente, y como simple ejemplo, EDUARDO MANOSTIJERAS...
En cualquier caso, sea en tonos claros o en tonos oscuros, esto es el universo de Tim Burton, y si hay algo que sobresale en él es su desbordante fantasía, su inagotable imaginería visual. Burton es un maestro de la imagen onírica, de la fantasía en la forma. Ya nos lo anuncia el cartel promocional de la película con ese árbol de mil ramificaciones que crece sobre el título mismo de la cinta. Es solo una adelanto del derroche visual de este mago, de este creador, de esta rara avis.
¡Qué daría por pasar, siquiera un día, sumergido en las espirales de magia y fantasía de Tim Burton!