Que Tim Burton sea hoy por hoy uno de los pocos directores mejor valorados con el paso del tiempo es una realidad y digno de mención. Gente con añitos, no tan jóvenes, jovencitos y muchachos (ambos también en femenino por si las moscas) le conocen, disfrutan de sus películas y hablan de él como un género más, una enfermedad cinéfila, la admiración de las formas y colores más variopintos y un lenguaje tan identificable como personal que convierten a sus películas en un concepto llamémosle "burtoniano" más allá de la pantalla. Eso pocos lo han conseguido, ni con un puñado de miles de dólares y efectos especiales en muchas dimensiones. Burton, es y será, le pese a quien le pese.
Y la verdad es que Sombras tenebrosas, su último trabajo es lo menos serio de su última etapa, todos lo sabemos. Es algo más gamberro, más para todo la familia o para quien se quiera iniciar con un tipo de cine algo "extraño" para todos esos adolescentes que calculan la paga y les da para el "bol" de palomitas, la entrada y un refresco pequeño. Ai, qué tiempos, así se empieza, aquella ilusión que nunca se apagó.
Tira de un Johnny Depp más que titular en la mayoría de sus films. Ninguna novedad al respecto. E incluye a una Michelle Pfeiffer entrada en años que no se resigna a abandonar el oficio. Seguro que con tanta carrera queda una opción para hacer las cosas bien y ofrecer mínimo cinco minutos graciosos y tenembrosos estrechamente ligados a una interpretación digna del nombre y apellido. Pero no es en estos dos en quien pongo más fuerza en mi palaras. Mis fuerzas e interés van en una única dirección: Eva Green. La soñadora de Bertolucci y una de las chicas Bond más recientes es además de bella y hermosa un auténtico lujo en el reparto de cualquier película que se estrene. A malas, a buenas, con sonrisa o sin ella, más o menos gatita, peleona o sumisa, Green se hace un hueco una vez más entre los grandes. Porque lo vale y lo ha demostrado.
Por eso y desgraciadamente, más que de Tim Burton y Sombras tenebrosas tenemos que hablar del concepto burtoniano, de Eva Green, de las futuras generaciones, del espectáculo de los grandes, sin ninguna novedad aunque con la seguridad de una victoria segura no convirtiéndose ni mucho menos en algo bueno y grande pero sí digna de ser vista y oída a través de la gran pantalla. Pan comido. He dicho.