Abibas, o algo así creo que se llamaba aquella marca de imitación de otra célebre marca deportiva. También estaba Rekdok. Y así podríamos seguir hasta la eternidad. Y es que sí, el cartel de Movida bajo el mar se parece sospechosamente al de Buscando a Nemo: mismo tiburón con sobrepeso amenazante detrás de un par de pececines majetones y con pista de protagónicos. Clavadito, vamos. Pero, de aquí en adelante, salvo demás plagios posibles (y tan posibles, me acabo de fijar que el pececillo del cartel es naranjón, como Nemo) me da que los parecidos se acabaron.
Me refiero, claro, en cuanto a calidad. Nemo llegaba con sello de calidad y con un equipazo detrás de cada imagen y cada escena. Aquí el sello es más dudoso. ¿Quiénes son Wonderworld Studios? No lo sé. Tampoco quiero ningunearles porque no les conozca, pero desde luego uno no iría a verla con la misma sensación con la que fue a ver Buscando a Nemo, y ya no te digo nada si hablamos de la reciente y magnífica Ratatouille.
Movida bajo el mar, frasecita con la que Leonardo Dantés haría un estribillo de lo más molón, va a ser una tontería medio graciosa, con un par de chistes salvables y aburridita por lo demás. Para colmo, sin saber si dejarse llevar del todo por la reciente orientación del cine de animación, no acertará a decidir si inclinarse por ofrecer un contenido ligeramente adulto o si centrarse únicamente en el público infantil.
Al final, no tendremos ni una cosa ni la otra. Todo a medio camino: medio consciente de lo que es, medio graciosa, medio calamitosa. No es, desde luego, lo más destacable de la animación reciente...