Café soluble. Lola Versus, una cinta instantánea, fugaz, de fácil visionado, detalles anecdóticos, falsos y decepcionantes momentos brillantes que brillan por su ausencia. Un conato de llevar la soltería a buen puerto, con optimismo, como algo positivo y potenciador. He ahí su máxima que sin embargo apenas asoma en el último aliento de la cinta. El derroche de vestuario, lencería femenina y ambiente indie es lo poco que resulta del todo práctico en esta cinta débil y banal. Caritas de llanto y alegría, planos sexys y un fondo de armario caracterizado por una Greta Gerwig haciendo de rubia con más cerebro que cuerpo y que intenta dar lo mejor de sí misma. Habrá más oportunidades, tranquila.
Con la sensación de haber olvidado el mal tiempo, de llevar muy bien el movimiento de la aguja que no perdona e introduciéndonos en el universo de los solteros de menos de treinta años (por fin) y algo más creíble que la mayoría a priori. Cargada con una sóla bala en la recámara y sin haber disparado siquiera. Loca contra todo, Lola contra nada, Lola sola, Lola en compañía, Lola llora, Lola come, Lola bebe, Lola se acuesta con hombres, Lola reflexiona. Y hasta aquí. Ni un paso más. Agradable, tierna y entretenida o café soluble veinte-treintañero mimoso que viene siendo lo mismo.