Carlos Torras afronta aquí su segundo largometraje tras Jóvenes, rodado en 2004. Estamos ante puro cine catalán. De presupuesto enjuto y rostros generosos.
Esta vez entre esos rostros Torras tiene la suerte de contar con un par de actores reconocibles: Está Óscar Jaenada, que es puro talento desbordante, y ante el cual el gran mérito del director siempre debe ser controlar y conducir ese talento de pura sangre.
Está también Assumpta Serna. Nunca terminó de despegar del todo esta mujer; pero esconden sus años una experiencia con valor de muchos quilates, especialmente para películas como esta que nos ocupa.
Fijémonos ahora en el título: Trash significa "basura". También así se dio en llamar a un concreto movimiento cultural o, más bien, contracultural. Como muchos, movimientos de pose. Lo primero es aparentar, que dicen.
Esperemos que el drama de Trash tenga más poso y menos pose. Esperemos que afrontar aquí un segundo film, tras el aprendizaje de la opera prima, le sirva a Torras para ofrecernos algo intenso y que huya de lo mil veces visto.
Veremos...