Llevo días evitando ésta postcrítica. En mi precrítica sobre Caramel, definía el cine de braguitas como "cine dirigido por mujeres, protagonizado por mujeres, sobre problemas de mujeres, con una perspectiva independiente y que derrocha sensualidad y ñoñería."
Ateniéndonos a ésta definición, es difícil negar que Caramel sea una película de braguitas. Dado que odio el cine de braguitas, debería castigar a ésta película con una mala nota. Lo que pasa es que me ha encantado. No se exactamente dónde está la diferencia, ni siquiera estoy seguro de que la haya. En definitiva, Caramel me ha golpeado y estoy hecho un lío.
No nos engañemos, Caramel no es nueva en nada. Lo que pasa es que está muy bien hecha. Con mucha mesura. No es excesiva en nada. No hay drama artificial ni las cosas son especialmente emocionales porque si. Pincelada aquí y pincelada allá, los personajes están perfectamente retratados sin necesidad de gritarte al oído si una es lesbiana o la otra depende demasiado de los hombres. La película acaba y no ha pasado gran cosa, pero uno sale con una sonrisa de oreja a oreja y bastante mimoso...
¡Cómo me gusta el cine cuando se trata de éste tipo de cine!