Crítica de la película El Capitán Trueno por William Munny

El Capitán Trueno es un personaje que viaja en paralelo con personajes como Jabato, personajes de tebeo, personajes más allá del cómic, personajes humildes pero fuertes en la imaginación de los chavales de otros tiempos que conservan el sabor de sus lecturas grabado a fuego en los recuerdos. Es por tanto que la responsabilidad es importante para con esta película que lleva la friolera de 10 años atada a varios intentos, con Juanma Bajo Ulloa (Alas de mariposa) o Daniel Calparsoro (Ausentes) como protagonistas.

Sigrid (Natasha Yarovenko de Habitación en Roma), Crispín (Adrián Lamana) y Gholiat (Manuel Martínez de Estigmas más conocido por ser lanzador de peso en atletismo) son los compañeros de un protagonista llevado a la gran pantalla por Sergio Peris-Mencheta (La piel de la tierra), un actor de fuerza que por un lado será ideal atléticamente pero por otro me provoca sospechas, como la película en general. Un elenco voy a decir que extraño, cada uno de su mundo para conformar una caricatura un poco forzada, demasiado perfecta para dar vida a los personajes en plan Astérix y Obélix pero sin ser de humor, en el que salvo a un favorito, Gary Piquer (Mal día para pescar). La problemática de su nacimiento ya es algo bastante extraño y sospechoso y escudarse en la época medieval o la producción no me parecen suficiente para con una historia que a priori debería de llevar al cine a muchos espectadores.

Está claro que es una opción complicada que no puede quedarse a medio camino y que el ser rodada en 3D parece que haya sido un golpe a favor para la película de Antonio Hernández, el mismo de En la ciudad sin límites por poner un buen ejemplo, pero también el de Los Borgia (no muy bien recibido aunque me gustó) o El menor de los males. Lo que creo es que al final se ha hecho más o menos lo que se ha podido, tratando de salvar un poco al protagonista de mallas, sus historias y simulando el tono de sus historias de aventuras pero con un punto de ligereza también importante.

El peligro es que los amantes del cómic que han idealizado al personaje es posible que se sientan decepcionados por no llegar a imitar bien, y los desconocedores de sus hazañas, presumiblemente los más jóvenes, puede que no entienden la inocencia de esas batallas así como la buena educación de sus días. ¿Hacia qué palo habrán tirado? Mi sospecha negativa viaja a lomos de esta idea.

Falta tiempo y faltan cosas, pero la base fundamental parece que ya está muy en marcha. Ojalá me equivoque y este proyecto no acabe en una mirada desviada de un espectador que piense más en la tarde de domingo en sí que en su elección de cartelera, el gran Capitán Trueno.