El film es por encima de todo carismático, lleno de ritmo y sensibilidad hacia el espectador, concreto e ideador para conseguir que el que mira entienda y comprenda a un mismo tiempo, por otro lado, capacidad muy propia del cómic en general.
El arañazo histórico con que se nos presenta el ambiente de la película, junto a un personaje muy de calle, cercano a nosotros hasta límites insospechados sin fronteras, consigen una redondez que explica las aclamaciones de un público menor pero entero que respeta las líneas de un metraje de animación con gran capacidad de atracción.
Podría ser que en algún momento, no nos interesase demasiado cierto aspecto de un grupo de escenas, pero esto no llega a suceder con mayúsculas siguiendo los minutos sin prisa, sin pausa y sobretodo sin mirar el reloj. Un acierto.