Lo único que me mueve hacia esta película es la pura curiosidad por dos cosas, Carmen Maura (Volver o El menor de los males) y su director Gerardo Herrero. Este último no es para nada un mal director, el problema está en catalogarlo de bueno. Al menos ha hecho buenas cosas en otros tiempos del cine español, como Malena es un nombre de tango, Frontera sur o Los aires difíciles, bien es cierto que esta es más reciente, pero también tiene películas menores como El príncipio de Arquímedes y muy probablemente esta misma que se presenta en estas líneas.
Me resulta realmente gratificante ver a ambos personajes meterse de lleno en el humor, aunque sea tan disparatado y alocado que se quiera presentar como algo hasta medianamente bien pesado sin incongruencias derivadas de la necesidad de la exageración. Muy probablemente estemos hablando de un bien seguido rodar pero sin fuerza ni aliciente, en una historia que no profundiza en nada en concreto, sino en hacer sonreir y no tanto reir y consiga el efecto viceversa.
Y a partir de aquí mencionar la presencia siempre agradecida de un grande, Federico Luppi (La habitación de Fermat), que reposará la simpatía del espectador durante muchos minutos haciendo menos pesada la carga de una comedia medioconocida de la industriaestadounidense y la mezcla disparatadamente forzada del humor en cine español.
Al final esta es la clásica película que digo, de caras, esas en las que el actor puede gesticular lo que quieras porque parece normal y no queda mal. El espectador que consiente esto pues es un espectador digno, por supuesto, pero que sólo quiere pasar el rato sin demasiado esfuerzo o ninguno, si lo que usted, espectante lector deseoso de un reto más, quiere es contenido, es posible que no sea su film, casi que, lo garantizo.