La firma Charlie Kaufmann se está convirtiendo en un valor seguro en la cartelera, al menos para aquellos que disfrutamos con lo que muchos llaman el estilo "Paranoias Kaufmann".
El guión está maravillosamente construido, sin artificios innecesarios, sino aprovechando la historia que se cuenta para aplicar la narrativa adecuada, algo muy difícil en nuestros días, donde cualquiera se cree con derecho a ser original desordenando una trama que no tiene por qué ser contada de una forma desordenada. De ahí que los primeros quince minutos de la película, antes del fundido en negro y de los títulos de crédito, son una rara delicia. Me explico: una historia más de amor, pero diferente, algo se nota en el ambiente, en esa estación de tren, en esa playa nevada, en esas dos personas que se conocen.
El amor se ha tratado en innumerables ocasiones, el enamoramiento, la chispa inicial, las llamas finales, la ruina, el brillo de pasarlo bien haciendo cualquier cosa; pero nunca se había contado de esta manera, con esas magistrales escenas en las que Carrey y Winslet escuchan las cintas que han grabado enumerando todos aquellos defectos que encontraron en su día en las otras personas. Muchas veces uno puede pensar que si al comenzar una relación con una persona le hubiesen avisado...otro gallo hubiese cantado. Esta película refleja uno de los momentos más maravillosos y más crípticos del enamoramiento: el inicio, el cómo las personas se muestran tal y como son pero sin serlo. Y lo aborda desde un guión audaz, bien tejido, inteligente en todas sus costuras, sin abasallar al espectadr menos avezado, y sin aburrir al más ducho en el arte de leer entre líneas. Muchos dirán que aquí está otra vez Kaufmann con sus voces en off, con sus guiones inverosímiles, con su enrevesamiento de salón. Es una pena que piensen así, ellos se lo pierden.
Y me ha gustado, y mucho, la dirección de Gondry, esa cámara tan encima de los personajes, esa estética tan aguerrida, fría y ardiente en ocasiones, esa fotografía tan ruda y rugosa que refleja perfectamente el mundo de los personajes.
Y me han encantado las actuaciones de Carrey y Winslet, que huele a nominación a Oscar, y que espero y deseo que así sea.
Y me ha emocionado esa oda al Carpe diem! Ese voto por las personas y los sentimientos abiertos.
Sólo puedo darle las gracias a esta película a través de la modestia de mis cinco estrellas.