Estamos ante una película que guarda ciertas similitudes (argumentales) con la reciente Carretera al infierno pero, a su vez, notables diferencias. Para empezar, su origen tanto geográfico como conceptual. Esta es una modesta producción australiana que, debido a su buen funcionamiento en la taquilla de su país, ha conseguido hacerse con un hueco en la cartelera internacional. A su vez, es una apuesta joven por buscar una película que funcione bien dentro de un género de moda en los últimos años. Todo muy lejos de la apuesta rancia de Carretera al infierno, partiendo de un remake y con ninguna intención de buscar fórmulas nuevas, ni siquiera un poso de frescor. Simplemente repetir las claves de hace ya muchos años, sin gastar mucho, para buscar multiplica la rentabilidad.
Hace tiempo que sabemos que en Australia hay un alto porcentaje de nuevos nombres que, de tanto en tanto, se la juegan en géneros habituales del cine yanqui. En el recuerdo, y no reciente precisamente, tenemos película como Mad Max o Calma total. Y desde entonces, de tanto en cuanto, siguen surgiendo productos similares. A menudo, esos nombres son rápidamente fichados por Hollywood, y seguramente es ese objetivo el que rebolotea por la mente de Greg McLean, director y guionista de esta peliculilla.
Porque tampoco quiero llevar a nadie a engaño. Esto no va ser Mad Max. No tendrá ese punto de rompedora originalidad, ese sabor a algo nunca hecho. Tampoco va a ser Calma total. Aquella fue una gratísima sorpresa. Una película de género que pasaba por todos y cada uno de los clichés de ese tipo de películas pero sabiendo adaptarlos a su propia naturaleza, sus condiciones y, sobre todo, sus necesidades. Un gran acierto, con sus errores, sí, pero con un merecedísimo bravo bien ganado tras sus créditos finales.
Aquí tenemos, más bien, la clásica cinta de terror joven, con asesino en la carretera y jovencuelos asustados. Pero Greg McLean sabe que se la juega con este título y, seguramente, habrá puesto toda la carne en el asador. Con cada sorpresa, cada golpe de violencia. Habrá buscado siempre una ligera vuelta de tuerca más, lo suficiente para tensar más la cuerda, y no quedarse en estúpidas carreteras al infierno que ni sorprenden, ni asustan.
Siempre vienen bien estos nuevos nombres que regeneran y rejuvenecen los géneros. Aunque dentro de unos añitos tendremos que jubilarles precisamente a ellos.