Ya estoy visionando el merchandising de los aviones de la misma e idéntica manera de cómo se hizo con los famosos coches de Cars. Disney no puede permitirse muchos fallos así que directamente tira hacia delante con productos que no pueden fallar, lo mismo pero con otro collar.
El viejo elemento y truco de fabular las historias poniendo habla a los animales pasa en este nuevo siglo al noble arte de hacer hablar a las cosas pero de manera profesional, supongo que con el atómico y lento caer de la necesidad materialista de los tiempos, como si pudiéramos hablar con los objetos o los niños debieran desear hacerlo.
Sencilla, dicharachera, sorprendente y cautivadora, con un Rayo McQueen particular pero a lo aeronáutico, no va a defraudar a los más pequeños pero que a los adultos nos va a sonar a sorna. De todas maneras, eso da igual, los cines se llenarán de palomitas, azúcares y mucho niño deseando contar la peli el lunes en el cole.