Una cosa está clara, Cars fue un éxito de taquilla y además se adentró en las casas, con los chavales y niños sin ningún problema y sin freno de mano, nunca mejor dicho. Eso sí, se alejaba de este tipo de película que gustaba también a los más mayores y esa deuda con la industria y sus ganancias es la que creo que pueden intentar recuperar en esta segunda entrega poco más o menos que innecesaria.
John Lasseter (también director de Bichos o Toy Story) repite dirección junto con Brad Lewis (productor de Ratatouille u Hormigaz) bajo el manto y la protección de Pixar (Up o Wall-E). Esto no demuestra más que existen medios y que la garantía de producto bien hecho está garantizada, pero la garra de la primera parte con el conflicto del Rayo McQueen resuelto no parece que se pueda repetir con entereza.
Es probable que se inventen un sitio por el que explotar las partes más atrayentes de sus personajes en exageradas situaciones más que forzadas obligadas en hacer fuerza en un guión sin chispa. Creo no equivocarme con esto, puede que simplemente no sea una de esas películas a las que sacarles secuelas.
Si esa semana de cartel no hay nada más infantil bien, pero si lo hay, quizás elegir otra como destino para los más pequeños sea más alentador para ellos. Aunque, ya lo sé, la elección está tomada, en cuanto salga la publicidad total de la película, los niños implorarán verla. Contra eso no hay mucho que hacer.