Hiroko no supera la muerte de su amado en un accidente de escalada, y después de repasar el anuario de su instituto decide enviarle una carta a la antigua dirección del fallecido cuando era estudiante. Un drama en toda regla, con la muerte como fondo, pero la de los vivos. Con el toque de honor japonés y la melancolía propia de su civilización en historias tan trágicas.
Primer largometraje del director, la película data de 1995, y es seguro una recuperáción de un título bueno, con la garantía del triunfo en su país, y con el sabor amargo de otros tiempos que ahora se recuperan con necesidad. Seguro con los ecos de otra forma de hacer cine, que aunque no tan lejana en el tiempo sí no cebada por el espíritu de sorpresa que muchos, incluso dramas, tratan de imprimir en films cada vez más elaborados.
Film que seguro que cuenta con todos los ingredientes para acompañar a Hiroko en la superación de un momento de su vida que no se puede reemplazar. Una cosa si que me espero, ambientación extraordinaria.