Crítica de la película La guerra de los mundos por Romulo

Pues sí, bien cerquita de las cinco estrellas que se me queda esta fabulosa Guerra de los Mundos firmada, a lo grande, por Spielberg, un grande. Todos le conocemos ya y hablar, describir o presentar sus virtudes es una estupidez, una reiteración absurda. Pero qué talento, qué manera de narrar, qué manera de envolver al espectador, de asustarle, de hacerle sentir que el córazón se le sale por la boca, que no está preparado para respirar a tantas pulsaciones por minuto.

Lo cierto es que son un par de detalles tontos los que impiden que le suelte cinco estrellazas a este peliculón. Dos detalles tontos porque, hasta ahí, la película impresiona. Spielberg huye de héroes y se centra en seres humanos de verdad, asustados, superados, gusanos que se ven vencidos en número, tamaño y tecnología y que, variados y diferentes como personas que son, reaccionan de maneras distintas ante el desastre.

Spielberg huye del prototípicio producto veraniego de Hollywood y su guionista nos lleva por un camino muy fiel a la novela de Wells (Spielberg ya dijo que esto no era un remake de la anterior versión cinematográfica, sino una nueva relectura del libro original). La única gran modificación, más allá de la adaptación de la narración a nuestros tiempos, consiste en la conversión del protagonista en un padre desastroso y divorciado. Wells adaptado al mundo de Spielberg.

Visualmente la pélícula es maravillosa, inmejorable. Desde el plano secuencia en la escena en que Cruise e hijos dejan la casa y huyen en coche (la cámara entra y sala del vehículo continuamente como por arte de magia) hasta imágenes que, por favor, deben pasar ya al imaginario popular de la Historia del Cine: La niña que contempla un cadáver río abajo, al que enseguida siguen decenas y decenas de más cuerpos sin vida; el tren que cruza envuelto en llamas... Ante algunas de estas poderosisísimas imágenes, tan impactantes y truculentas como bellísimas, a un tiempo, yo permaneceía casi fuera de mi, boquiabierto por el talento infinito de Spielberg.

Y qué decir de los momentos de pura tensión, de suspense, de miedo. Nadie juega con esas escenas como lo hace él. Es definitivamente el gran heredero de Hitchcock en el sentido de saber jugar, como nadie, con el público. Hace con nosotros lo que quiere. Acompañado en su labor por un John Williams que, sabiéndose un grande, engrandece aún más su leyenda al tener la modestia de plegar casi la totalidad de su partitura a los sonidos producidos por las máquinas invasoras. Sus metales graves, en fortissimo, acompañan cada llamada de muerte de los trípodes extraterrestres. Sus disonancias de cuerda, la llegada de los furtivos tentáculos. Otro Maestro, con mayúsculas.

Después de tanta loa, ¿qué falla en 'La guerra de los mundos'? Dos detalles tontos. El primero casi ni lo citaría si no tuviera que hablar del segundo. Me refiero a la forma de los extraterrestres (a los que apenas vemos en dos escenas). Después de la imaginación visual que demuestra Spielberg con su planificación, es una pena que los aliens no estén a la misma altura imaginativa. Pero es un detalle que tampoco molesta.

El que sí me molesta es esa escenita (la única concesión de Spielberg a Hollywood) en que Cruise y su hija son atrapados por uno de los trípodes y consiguen salvarse con un 'momento héroe' del bueno de Cruise -y sus granadas. Por supuesto, la escenita en cuestión es una de las pocas sacadas de la manga; en la novela de Wells no está. Creo que Spielberg debió dejar el asesinato del personaje de Tim Robbins como la escena climática de la película y pasar luego al paulatino descubrimiento de la derrota de los extraterrestres (no igual pero sí más parecido a lo que hizo Wells en su libro). Es decir, eliminar la escenita de marras. Sobra.

Salí del cine maravillado pero con ese pequeño puntito negro. Es una escena ubicada en un momento demasiado clave de la película y me impide darle las 5 estrellas que, por lo demás, sí le hubiera dado. Sin dudarlo.


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