Ésta película no puede tener peor pinta: es de catástrofes y está ambientada en Estados Unidos. Resultan difíciles de olvidar muchos de los bodrios que hemos tragado con esas premisas.
Sólo habrá una forma de poder soportarla: que sea una bestialidad. No quiero ver mas que masas siendo aplastadas, explosiones, chacinería fina y trepidante violencia sin sentido.
Si la película mantiene las formas, no tendré más remedio que castigarla en la postcrítica. Si se desmelena puede convertirse en algo interesante.
Sin duda es una firme candidata a ser abucheada con fuerza en La Semana. Veremos.