Claude Chabrol de nuevo en nuestras carteleras. Un hombre incombustible. A sus 67 añazos sigue rodando a un ritmo de prácticamente película por año. Tiene su mérito pero, claro, uno siempre ha priorizado la calidad por encima de la cantidad, y a lo mejor el bueno de Chabrol debería ir dosificando.
Sea como fuere, la película que nos llega no es su título de 2008 (año en el que estrictamente no estrena nada; eso sí, ya prepara Bellamy, que veremos en 2009), ya que en Francia se estrenó el año pasado. Será, intuyo, un título ligeramente más cómico de lo que nos quieren vender, con un puntito de suspense criminal, algo de drama y la dosis justa de humor francés. Todo ello con una protagonista muy interesante.
Se llama Ludivine Sagnier, fue de las cosas que más me gustaron de 8 femmes, donde encarnaba a una salsera pipiolilla que no se correspondía con su edad real, y ha venido confirmando toda su potencia (de profunda carga sexual) con papeles como el de Swimming pool. Recientemente la hemos visto en Paris je t'aime, compartiendo pantalla con Nick Nolte bajo la dirección de Alfonso Cuarón. Esta francesa rubia de cabello pero de oscuro aura tiene futuro, un futuro que está fabricando mediante un presente de paso sigiloso pero firme.
A su lado le acompañan aquí varios nombres conocidos en Francia pero desconocidos para el público español, con la excepción de Mathilda May, tan habitual en el cine galo como en todo tipo de productos internacionales: la hemos visto en la teleserie El secreto del Sáhara, al lado de Bruce Willis y Richard Gere en Chacal, en La teta y la luna de Bigas Luna... Una mujer todoterreno.
Dos mujeres interesantes para un director de renombre y una película, finalmente, ligerita. Pocas exigencias y funcionamiento práctico y sencillo. Para qué más, pensará el bueno de Claude a su edad.