Sabíamos a lo que veníamos. Parte de lo que ha arrastrado a esta película a estar donde está se debe al morbo, a la curiosidad. Porque lo que ofrece de cine es mínimo. Es más, me parece de un rigor muy pobre tener a esta película en la Sección Oficial de San Sebastián. Claro, muchos leerán mi postcrítica y pensarán que soy un intolerante y que no tengo humanidad. No señores, aquí venimos a ver cine. Y nada tiene que ver la realidad de un síndrome down con hacer una valoración justa de la cinta. No quisiera notar la doble moral en alguna papeleta ganadora del jurado. Ahora centrémonos.
Daniel (Pablo Pineda) es un chico especial, de eso no cabe duda. También es un chico que tiene una capacidad terrible para amar, sufrir y llorar. Cariño no le falta, le falta el amor de su vida. Un amor normal de un chica normal. ¿A quién no se le cae la baba con cada uno de los momentos que Pineda ofrece a lo largo y ancho de la cinta? ¿Quién no es capaz de reírse con cada uno de los comentarios de doble rasero? Cada uno de nosotros, al menos, se ha reído una vez durante la proyección. A unos más, a otros menos pero a todos nos ha caído simpático. ¿Porqué? Porque la película utiliza el chantaje emocional como una soga al cuello, no hay escapatoria. Me parece feo enganchar así al público. Hubiera funcionado mejor si Pineda hubiera participado de otra manera en la película. Digamos, no tan protagonista, uno más, tal y como él en cierta manera pide en la historia.
Esa historia como tal es tierna y tiene a Lola Dueñas tirando de un carro interpretativo muy pobre, más bien ausente. Sólo de ella se puede disfrutar de algo de expresión artística. La peli no ofrece nada más, no tiene ningún instinto ni espíritu de superación. La cinta le sigue a Pineda allá donde vaya.
Esta película tendrá más vida que otras en la cartelera. Y será aplaudida de una manera especial por el público de San Sebastián. Una vez más, lo repito, por el chantaje emocional. Una película que esparce un debate muy amplio, además de tener, yo por lo menos, muy claro que no se pude premiar algo así. Porque, lo crean o no, estamos hablando de una película y películas son las que se premian. Se lleva dos estrellas por ser una película no convencional.