London River es una de esas películas cuya sinopsis me haría huir de ella a toda velocidad. Lo que pasa es que siempre le queda a uno la esperanza de que el cine de choques culturales se modernice un poco. En mi experiencia, este cine representa todo un subgénero dentro de los festivales. Y lo digo como algo malo. Mismo esquema, mismos estereotipos, mismas reflexiones repetidas una y otra vez y cada vez de manera más superficial... películas estéticas, facilonas, o peor: imbuidas por el mundo mágico argentino.
Como digo, a uno siempre le queda la esperanza de que, dado que la película se apoya en unos hechos muy recientes acaecidos en Londres, la tésis de la película sea realmente moderna y se ajuste a la realidad de los problemas de choques culturales actuales. O sea, que sea lo contrario a Crash, por ejemplo. Una película que insiste en ideas sobre el racismo que no son válidas desde hace tiempo. Hace relativamente poco hemos tenido en nuestra cartelera The visitor, una película llena de los tics típicos del cine indie, pero que tenía ideas interesantes.
Habrá que estar atento a ver si se nos ofrece un argumento medianamente estimulante y habrá que ver si Rachid Bouchareb es capaz de huir de todos los vicios de este tipo de cine.