Uno sabe distinguir de sobra cuando le están tomando el pelo con esto de la acción, y tomando el pelo porque quieren atraerte a la sala con una especie de sosfisticación mediocre. En esta ocasión puedo ver desde lejos un film prefabricado, con guapos sin fuerza, con gangsters de pacotilla y chulería de sobra, imitando con trajes baratos la actitud decente de otros films donde al menos las caras y gestos de los protagonistas defienden la película. No se puede ir de George Clooney o Brad Pitt de cualquier manera.
Probablemente busca la asistencia de los asiduos de videoclub que no quieren matarse la cabeza con otro tipo de películas y de los adolescentes que buscan emociones fuertes y que han visto poco de chulería de esa como Dios mada en películas clásicas y no tan clásicas.
Hayden Christensen (Aprendiz de caballero) como artistazo para vender, y Matt Dillon (Factótum) como veterano de cierto caché son los elegidos para una película menor donde si uno analiza la situación se da cuenta de que es ridícula y sin sentido, donde robar es más una faena en plan reto y un modo de vida, y eso así, no funciona, no es buen cine, no es de verdad.