La ciencia-ficción es también utilizada por cualquier ente pensante para dar rienda suelta a ciertas necesidades comerciales. La idea de someter al género a entrar en una caja de compuesta por comedia y drama simpático sólo se sostiene si un buen actor nos da la opción de soportar la fuerza de nuestra paciencia sobre él y su compañero robot.
Frank Langella (The box y Superman Returns) se encarga de viajar por el laberinto de intenciones de esta película más cercana a la comedia romántica que a la filosofía científica de reflexión humana. Susan Sarandon apoya la moción creando cierta expectativa, pero el resultado final es demasiado probablemente pobre.
Agradable de ver a ralentí, sencilla y nada petulante, fácil de manejar durante hora y media, pero también fácil de olvidar, de usar y tirar y de incordiar en la memoria poco sensible. Incluso me atrevería a decir que sustituir al robot por un niño haría definitivamente quitarla del género sin suspicacias.