Pretendía decir, en esta primera línea, que iba a intentar dejar a un lado el tema de la visión política que se de del tema de los GAL en la película, para juzgar solo sus valores cinematográficos. Pero es que es imposible, más aún cuando uno ve a un actor haciendo de Felipe González con ese acento tan burdamente imitado, con miradas sibilinas, y diciendo abiertamente "contra el terrorismo hay que luchar en los desagües" y frases similares. En fin. Y es que la película muestra directamente en acciones implicatorias a gente que, sí, se ha demostrado que ahí estaban pero, también, sin ningún tipo de pudor, a gente de la que no se ha podido demostrar nada. Creeremos en el sí o en el no, habrá sospechas o no, pero los responsables de la película no se cortan un pelo en mostrarlo todo como cierto.
Pero es lo de menos. Porque es una película, después de todo. Y si vamos estrictamente a los valores cinematográficos, "GAL" es una película pobre. El director anda perdidísimo la mayor parte de la película; no logra encontrar momentos de verdadero clímax, de fuerza emocional. El desarrollo es demasiado monótono, lineal (hablo siempre a nivel emocional). Y da la sensación de que Courtois lo intenta solucionar, de vez en cuando, con algún momento violento o de supuesta tensión narrativa (la muerte de Tony, donde demuestra que el manual del suspense se lo aprendió horriblemente mal) o incluso con intermezzos pseudo musicales, como esos torpes y estúpidos 3 o 4 minutos a ritmo rockero en que vemos asesinatos de los GAL, a Ariza (Amedo, coño, ¿por qué no le llaman por su nombre?) sellando y firmando y, de paso, disfrutando de orgía en orgía.
Los actores protagonistas, mal llevados. Pocas tomas, intuyo. Aparte de que muchos de ellos están doblados (¿¿por qué??), a la Verbeke se la ve bastante desorientada en su papel y su partenaire es flojísimo. Sí defenderé a Mollá, que ha sido también bastante criticado. No es precisamente el mejor trabajo de su carrera; quizás, demasiado caricaturesco, pero en contraposición a algunos de sus compañeros, sabe aportarle cierta energía. Algo que el resto de la película no tiene. Ni en su dirección, ni en su guión, ni en su sosa y reiterativa banda sonora.
Quizás los mejores minutos llegan en las dos escenas en que, a través de flashbacks, nos cuentan el discurrir de los tiempos en la vida y sucio trabajo de Ariza. Primero, a través de la confesión del personaje de Ana Álvarez; luego a través de la del propio Ariza. Y, por supuesto, la liberación del secuestrado. Pero ya está. Hasta ahí, nada más.
Y es una pena. "El lobo" era una película floja y con momentos realmente ridículos, pero a su vez sorprendía de tanto en tanto con escenas más poderosas, de fuerza inesperada. Pero este nuevo trabajo de Courtois no tiene nada, nada de nada.