El cine argentino, salvo contadas ocasiones, no me atrae en absoluto. Así que es como la pescadilla que se muerde la cola, no me llama la atención de antemano, acabo por no verlo y sin probarlo, es imposible que te empiece a gustar. Por lo tanto es inevitable que mi precrítica vaya condicionada desde un principio.
Saliendo con desventaja, es difícil poderle dar un voto de confianza a una película que da la sensación de que va a querer abarcar mucho, sin conseguir profundizar en nada. Una trama que sin tener nada que ver en el fondo, me ha recordado a Posdata: Te quiero, con tintes religiosos, que con los tiempos que corren no están para hacer bromitas. Una adolescente y su viaje metafórico interior, con romance, drama, guerra y todo lo que nos podamos imaginar a priori.
Por apotar un dato que me ha llamado la atención, decir que el director, Diego Musiak, es el primer realizador argentino que rueda en Israel. En la duda he de dejar si se abordará con profundidad conflictos políticos o religiosos. Los más osados, podrán comprobarlo si la ven.