Robert Guédiguian es uno de esos directores de cine combativo, protesta. Que abordan las temáticas sociales desde un punto de vista activo, tanto que a veces puede resultar excesivo, cercano al panfleto. No soy muy amigo de este tipo de propuestas, aunque su última película me ha llamado la atención.
Quizá sea porque son estos unos tiempos difíciles y hace falta gritar más de lo conveniente. Aunque también ayuda el buen recibimiento de este último trabajo. Buena acogida en Cannes. Espiga de plata y premio del público en la Seminci de Valladolid.
Aunque el título nos pueda inducir a error, el director parte de un poema de Victor Hugo, La gente probre, que ya deja muy claro por dónde van los tiros. Una mirada obrera, desde la familia. Cine de personas, drama social y, obviamente, denuncia y moraleja.