Me prometí a mí mismo hace mucho tiempo no puntuar con cinco estrellas a películas que, pese a estar perfectamente resueltas, no tuvieran un punto de riesgo (cuando no mucho riesgo). Y es que disfruto más con apuestas difíciles y fallidas que con películas excelentemente ejecutadas pero que no propongan nada nuevo.
Supongo que Tres días encaja más con lo segundo que con lo primero. Se trata de una supereficaz mezcla de cine de suspense, de terror, ciencia-ficción, psico-killer y drama. Ninguno de los mecanismos es nuevo. Es más, Tres días está realizada por alguien que representa muy bien a ésta nueva generación de cineastas que conocen al dedillo todos los mecanismos de los géneros clásicos y que los remezclan a placer. No puedo entender cómo puede ser que ésta película no haya recibido el respaldo comercial suficiente como para ser uno de los triunfos de taquilla del año. Entiendo que tiene vocación de película pequeña, no sólo la ausencia de un gran presupuesto (estupendamente resuelta), sino porque una película que muestra niños ahorcados nunca recibirá el respaldo de una gran distribución. Una pena.
Sea como fuere, Tres días es un pasito más en la renovación del cine español, en la conquista del cine comercial que huye de intelectualismos de salón y, en definitiva, en mi reconciliación con el cine patrio.
Seguiremos a Francisco Javier Gutiérrez, a la espera de que siga por el mismo camino.