Nos encontramos seguramente ante una de esas películas serias, de buena factura, con grandes interpretaciones, una dirección sobria, una banda sonora intensa y una fotografía impecable. Y ahora convirtamos todo eso a nombres.
El de la fotografía impecable es el portugués Eduardo Serra, que hizo posibles los cuadros vivientes de La joven de la perla. La banda sonora intensa será merito del prolífico James Newton Howard, encargado de impulsar las emociones de las películas de Shyamalan, como La joven del agua.
Y sí, un director sobrio pero eficaz. Suyas son las amablemente comerciales Leyendas de pasión o El último Samurai, hablamos de Edward Zwick. Una vez más su eficacia estará al servicio de una historia poco original y repleta de concesiones al espectador, pero, eso sí, con momentos dramáticos intensos apoyados por la música de Howard, y posiblemente un final triste pero heroico.
Aunque la historia sea, como digo, poco original sin intenciones de serlo, su guionista, Charles Leavitt, es el responsable del guión de la muy original y satisfactoria K-PAX, así que no debe perderse toda esperanza.
Ahora bien, donde la película puede tener su punto más fuerte es en las interpretaciones. Así lo indica la nominación de Leonardo Dicaprio al oscar y la que tuvo por partida doble (también por Infiltrados) en los globos de oro. Junto a él, Djimon Hounsou, un actor solvente que hemos visto encargándose papeles menores en La isla o Eragon. Este será un buen momento para lucirse, aunque ya ha tenido otros papeles importantes en Amistad o en In America. Ella es Jennifer Connelly, una actriz deliciosa a quien hemos visto en Casa de arena y niebla y que ahora podemos ver en Juegos Secretos.
Una película que seguramente no será nada especial pero que tiene pocas posibilidades de fracasar.