Existen muchas películas, en incluso
teleseries, que cuentan con un protagonista canino. Las películas de
Lassie, Beethoven, etc. Creo que puedo aventurar sin demasiado temor
a equivocarme, que no ha salido nada bueno de ninguna de ellas. La
película que ahora nos ocupa no es una excepción.
Con la voz del muy devaluado Owen
Wilson, un perro vivirá sus desventuras marcadas por su tamaño
fuera de la media. De paso, algunas diferencias relacionadas con las distintas regiones de los Estados Unidos (algo que nos puede quedar
tan lejos como un chiste de Lepe a un Alemán).
Este es uno de esos estrenos que se me
antojan incomprensibles. Estimado lector, si tienes hijos pequeños,
no caigas en este engendro que se esconde bajo el término "comedia
familiar" y opta por otras ofertas de la cartelera menos estúpidas
como El príncipe de Persia o Robin Hood. Mejor salir
de excursión al campo.