Cesc Gay es un director de cine de personas. Ya lo demostró en esa disección de un grupo heterogéneo y relacionado que realizó en su interesante “En la ciudad”, un film de gusto claramente catalán, elegante pero sencillo.
Ahora nos viene a contar una historia de amor, de pausas en la vida y de paisajes tranquilos, que según afirma el mismo director, no tiene argumento. Esto ya nos lo han dicho antes, en el “Tiovivo c. 1950” de Garci, y ya sabemos que no se refieren a una serie de sucesos encadenados sin sentido, simplemente se trata de un film donde la trama no predomina sino más bien las situaciones entre personajes. El eterno equilibrio entre trama y personajes tiende una vez más, como es costumbre en el cine europeo, hacia los segundos.Para esta película cuenta de nuevo con el mismo coguionista que en anteriores trabajos, Tomás Aragay, y con el mismo director de fotografía, Andreu Rebés, que apoyará ese tono antes mencionado con tonos fríos y serenos, seguramente.
Aunque sin duda, para mí, el mayor reclamo se encuentra en los dos actores protagonistas, dos de mis más admirados intérpretes del panorama cinematográfico español, Eduard Fernández y Javier Cámara. Hace poco les hemos podido ver a ambos en la mayor superproducción española, “Alatriste”. Sin embargo podemos resaltar trabajos mucho más interesantes de ambos, del primero “El método” o “Obaba” y de Cámara su impecable papel en “Hable con ella” o “La vida secreta de las palabras”.
Tener a estos dos monstruos es un punto a favor, que ambos hayan querido participar en esta película, que no es una gran superproducción, es un punto aun más interesante.