Lo bueno de Krabat es su calidad, tanto técnica como de guión, sacando de la novela ese estirado correcto para lograr una historia de muchos minutos y con empaque, ahora sí, demasiados minutos, habría que haber recortado o aligerado. La ambientación, los momentos de presentación y giros de la historia así como las escenas importantes son sencillamente poderosas y correctas en la medición para una historia no para todos los públicos al menos en lo concerniente a la apetencia.
Lejos de productos dolorosos y sencillos para la adolescencia, lo cierto es que no se puede ofrecer a determinadas edades o sensibilidades así como así, porque la potencia de frustraciones y sentimientos de algunos personajes son sólo entendibles desde un prisma más añejo. Así pues, si se quiere disfrutar de un entretenimiento bien llevado con la excusa de darse una vuelta por el cine, el film es correcto, el film es el idóneo para ser exhibido en los principales canales en horario de sobremesa. Y todos sabemos de sobra los films que pasan la criba de la sobremesa.